Escultura en piedra

«… Y fue así como en un día que se pierde en el tiempo, una mujer que surgía de las aguas logró darle vida al caracol y crear con sus manos la vida en lo que parecía muerto. La piedra cobró forma y era tal el poder creativo de aquel ser que se quedó para siempre, atrapada en los laberintos infinitos de su esencia transformadora…»

 

Para Rocío, hacedora de vida a través del tiempo,

Eduardo Matos Moctezuma

La morada íntima del ser 

Primera exposición de arte contemporáneo,

Ciudad de México, Templo Mayor, 1994

 

… En el principio era el mar…
… Todo se fue sucediendo en la intemporalidad del tiempo mismo. Los dioses, temerosos, después de un silencio que se eternizaba, decidieron recurrir a su poder creador para formar el símbolo de la vida, fue así como escogieron a un elemento que habitara en las
profundidades de las aguas primordiales. “El Caracol es símbolo de vida” – dijeron- “en su infinita belleza, el caracol nos recuerda el agua, el mar, la lluvia, la fertilidad… En fin, todo aquello que forma parte de la vida”.

… Y fue de cota manera como los dioses dotaron de vida al caracol. Recordaron que estaba formado por pedazos de luna y así le crearon su esencia. Sin embargo, el caracol permanecía en las profundidades abismales. Faltaban aún las manos que le dieran movimiento y que lo hicieron transformarse en tiempo. Fue entonces cuando ocurrió el prodigio: Recurrieron a manos que tuvieran poder tal que le dieran forma y lo que los dioses no habían podido: hacer de él la esencia de la vida: la morada íntima del ser. Y entonces empezó todo: Aquellas manos lo tomaron poco a poco cada partícula nacarada empezó a cobrar vida. Las manos prodigiosas le daban forma, lo acariciaban, lo hacían suyo. El portento se realizaba a cada momento. No se si duró poco o fue en el transcurso de una eternidad, pero el caracol fue así llevado hasta la playa de la vida.

Allí quedó latente, real, perfecto, con toda su conjunción vital de vulva, matriz, vientre, agua…
y mujer…
… No contenta con lo realizado, aquel ser creador decidió darle vida a lo muerto. Tomó un pedazo de piedra y volvió a repetir lo mismo que con el caracol. A la caricia transformadora le imprimió tal aliento que las manos desgajaban fragmentos y la vida nacía expresada en el caracol-vulva-mujer era la piedra convertida en
piel. Fue tanta la intensidad que lo cambiaba todo que en un momento la diosa, con su poder infinito de creación, sin darse cuenta se empezó a convertir en la piedra misma, en la expresión
vital de los orígenes ancestrales…

… Y fue así como en un día que se pierde en el tiempo, una mujer que surgía de las aguas logró darle vida al caracol y crear con sus manos la vida en lo que parecía muerto. La piedra cobró forma y era tal el poder creativo de aquel ser que se quedó para siempre, atrapada en los laberin tos infinitos de su esencia transformadora…
… Desde entonces, hay quien dice que en aquellas expresiones petrificadas en el movimiento se eleva suavemente para convertirse simplemente, en el origen de la vida…

Eduardo Matos Moctezuma

Flamas, flores, vulvas.

Colección del Seminario de Cultura Mexicana

La talla directa en muy apasionante debido a lo definitivo, ya que no puede haber arrepentimiento. Lo desbastado no puede volverse a unir. Siempre habrá la sorpresa y el asombro frente a la obra terminada. Puesto que,  la conformación misma del bloque contiene elementos de dureza diversa. Las piedras son como las personas,  todas tenemos una mente emocional distinta. Y la relación que se establece con aquel ser pétreo es íntima, cercana como un juego amoroso irrepetible y vital.

Cada piedra es única y realmente  «habla», dictando el cincelado en una escucha de voces interiores en el proceso creativo, que provoca una interacción entre la materia y el escultor, como el devenir constante del universo, que todo lo transforma. Una escultura en piedra es un microcosmos que contiene millones de años de información, que en manos del artista, se torna en un objeto sensible al tacto, a la mirada, que a través del volumen y la forma, tiene el gran poder de cambiar el espíritu de quien crea y contempla.

«Las piedras escultoras son piedras vivas…. el lenguaje de la artista es claro; las piedras son el tributo en el final del milenio a la Madre Tierra.» 

Rafael Moreno

A comienzos del año 2010 Rocío Sánchez comenzó a materializar uno de sus grandes sueños a través de El Viaje de la Consciencia rescatando y transformando un espacio olvidado en un lugar vivo, con espíritu propio, lleno de arte. Aquí se encuentran distintas piezas en piedra y bronce, donde el arte, la naturaleza y el visitante interactúan sanando; un oasis abierto para las actividades artísticas y la colaboración interdisciplinaria. Es un Espacio Cultural Independiente, abierto, que tiene por vocación motivar al autoconocimiento por medio del arte, para ver en profundidad las simas que nos vuelven a la Tierra, a los orígenes, a nuestra historia. A ver con el alma que todos somos Uno y que juntos podemos crear nuevas rutas que nos lleven a realizar nuestros sueños para despertar en el mundo que anhelamos.