Jardín botánico

La magia de lo cotidiano
El jardín de El Viaje de la Consciencia cada estación del año se transforma totalmente. Durante la primavera se llena de color y la atmósfera es más cálida y alegre. Este espacio tiene la particularidad también de reverdecer totalmente en el verano y el otoño se hace sentir plenamente porque los fresnos sueltan sus hojas y nos recuerdan el desapego y la impermanencia. Durante el verano es un gusto pasear bajo la sombra de los árboles frondosos y el sonido que se escucha del río Pastita y el canto de los pájaros, la brisa de la lluvia diaria. El invierno generalmente es frío en Guanajuato pero estamos con el cobijo de los muros altos con hiedra y los rayos de sol que calientan porque los árboles han perdido sus hojas. Gracias al clima que tenemos durante el año podemos cuidar de los árboles frutales que siempre dan fruto como el guayabito- fresa, arrayán, limo, naranjo, granado, limón, aguacate, míspero y el huerto en las jardineras.

Plantas y flores

Primavera
El jardín de El Viaje de la Consciencia cada estación del año se transforma totalmente. Durante la primavera se llena de color y la atmósfera es más cálida y alegre. Este espacio tiene la particularidad también de reverdecer totalmente en el verano y el otoño se hace sentir plenamente porque los fresnos sueltan sus hojas y nos recuerdan el desapego y la impermanencia. Durante el verano es un gusto pasear bajo la sombra de los árboles frondosos y el sonido que se escucha del río Pastita y el canto de los pájaros, la brisa de la lluvia diaria. El invierno generalmente es frío en Guanajuato pero estamos con el cobijo de los muros altos con hiedra y los rayos de sol que calientan porque los árboles han perdido sus hojas. Gracias al clima que tenemos durante el año podemos cuidar de los árboles frutales que siempre dan fruto como el guayabito- fresa, arrayán, limo, naranjo, granado, limón, aguacate, míspero y el huerto en las jardineras.
Verano
La mirada se tiñe de verde. Pinceladas de blanco de zinc con un poco de negro marfil, se esparcen sobre el cielo azul cobalto, en transparencias, anunciando lluvia. Mientras tanto el contraste en la cúpula celeste resplandece con nubes encendidas por el arrebol, prometen vertir esa agua sagrada sobre nosotros. Esas nubes que vienen de muy lejos, volando con los vientos de Santa Rosa al llover aquí… Yo ver, reverdeciendo: convertirme en un campo infinito de posibilidades.
Otoño
Los viejos fresnos sueltan todas sus hojas y toda vez que se secan se tornan los verdes intensos en colores pardos. Nuestros pasos al andar en las veredas de los jardines de El Viaje de la Consciencia entonan la música de nuestro caminar, recordándonos la muy personal y original manera de avanzar en la propia existencia.
Invierno
Los vientos fríos de la sierra de Santa Rosa llegan con fuerza por la cañada; las cabañuelas nutren el río que corre cercano. El azul de azur, del espacio infinito de este cielo sin nubes, nos invita a contemplar profundizando en la vastedad de nuestra auto-liberación y la de todos los seres, en estos momentos de retiro en los que la naturaleza también descansa en el refugio del silencio; para volver al tiempo cíclico de un nuevo comienzo.